26 julio 2010

Un poco menos de espectáculo, un poco más de poesía

Respetando un poco el espíritu de la entrada anterior y el clima, que no nos da respiro, hoy toca un post de un poco menos de envidia. Lo que hoy os quiero enseñar son fotos que se pueden sacar en cualquier otro lugar del mundo. Lo bueno, claro, es que pese a todo son sacadas aquí, en Oz.

Aunque, en honor a la verdad, no todas pueden sacarse en cualquier parte. Yo en España nunca he visto nada parecido a esto:

danger

Pero bueno, la señal de peligro solo se refiere a la estación húmeda (es decir, el verano), donde llueve de verdad y los niveles y la potencia que alcanza el agua están muy lejos de lo que es ahora: un paseo para abuelos.

grandpa

El agua del río en algunos casos es una auténtica (e inofensiva, en la medida en que cualquier río puede serlo) balsa de aceite:

pool

Aunque hay otros tramos donde te da la risa solo de imaginarte cómo debe ser cuando el río viene cuatro o cinco veces más crecido:

rocks

Esto de aquí abajo se llama Devil's hole (el agujero del diablo), y la foto no hace honor a los buenos 30 metros de caída:

devil's hole

Hay tanta humedad en esta zona que te puedes encontrar con cualquier cosa. Por ejemplo, espectaculares helechos de más de dos metros de alto.

giant ferns

Una vez Borges dio las gracias, entre otras cosas, "por el fulgor del fuego / que ningún ser humano puede mirar sin un asombro antiguo". Ocurre lo mismo con el agua: no hay masa de agua, estática o en movimiento, que pueda dejar de ser admirada con asombro, con un asombro antiguo, copiando las palabras del genio.

clamshell falls

El tiempo sigue sin acompañar pero... ¿quién no se bañaría después de un paseo de 45 minutos (casi todo cuesta arriba) si al llegar te encuentras con esto?

clamshell falls pool

En fin. La lluvia puede ser distinta, pero la niebla... la niebla es igual en todas partes.

fog

Os pongo el poema de Borges entero, por si alguien se ha quedado con curiosidad, porque en cada hombre es distinto y porque me parece absolutamente genial y me habría gustado escribir el mío:

Gracias quiero dar al divino
laberinto de los efectos y las causas
por la diversidad de las criaturas
que forman este singular universo,
por la razón, que no cesará de soñar
con un plano del laberinto,
por el rostro de Elena y la perseverancia de Ulises,
por el amor, que nos deja ver a los otros
como los ve la divinidad,
por el firme diamante y el agua suelta,
por el álgebra, palacio de precisos cristales,
por las místicas monedas de Ángel Silesio,
por Schopenhauer,
que acaso descifró el universo,
por el fulgor del fuego
que ningún ser humano puede mirar sin un asombro antiguo,
por la caoba, el cedro y el sándalo,
por el pan y la sal,
por el misterio de la rosa
que prodiga color y que no lo ve,
por ciertas vísperas y días de 1955,
por los duros troperos que en la llanura
arrean los animales y el alba,
por la mañana en Montevideo,
por el arte de la amistad,
por el último día de Sócrates,
por las palabras que en un crepúsculo se dijeron
de una cruz a otra cruz,
por aquel sueño del islam que abarcó
mil noches y una noche,
por aquel otro sueño del infierno,
de la torre del fuego que purifica
y de las esferas gloriosas,
por Swedenborg,
que conversaba con los ángeles en las calles de Londres,
por los ríos secretos e immemoriales
que convergen en mí,
por el idioma que, hace siglos, hablé en Nortumbria,
por la espada y el arpa de los sajones,
por el mar, que es un desierto resplandeciente
y una cifra de cosas que no sabemos
y un epitafio de los vikingos,
por la música verbal de Inglaterra,
por la música verbal de Alemania,
por el oro, que relumbra en los versos,
por el épico invierno,
por el nombre de un libro que no he leído:
Gesta Dei Per Francos,
por Verlaine, inocente como los pájaros,
por el prisma de cristal y la pesa de bronce,
por las rayas del tigre,
por las altas torres de San Francisco
y de la isla de Manhattan,
por la mañana en Texas,
por aquel sevillano que redactó la Epístola Moral
y cuyo nombre, como él hubiera preferido, ignoramos,
por Séneca y Lucano, de Córdoba,
que antes del español escribieron
toda la literatura española,
por el geométrico y bizarro ajedrez,
por la tortuga de Zenón y el mapa de Royce,
por el olor medicinal de los eucaliptos,
por el lenguaje, que puede simular la sabiduría,
por el olvido, que anula o modifica el pasado,
por la costumbre,
que nos repite y nos confirma como un espejo,
por la mañana, que nos depara la ilusión de un principio,
por la noche, su tiniebla y su astronomía,
por el valor y la felicidad de los otros,
por la patria, sentida en los jazmines
o en una vieja espada,
por Whitman y Francisco de Asís,
que ya escribieron el poema,
por el hecho de que el poema es inagotable
y se confunde con la suma de las criaturas
y no llegará jamás al último verso
y varía según los hombres,
por Frances Haslam, que pidió perdón a sus hijos
por morir tan despacio,
por los minutos que preceden al sueño,
por el sueño y la muerte,
esos dos tesoros ocultos,
por los íntimos dones que no enumero,
por la música, misteriosa forma del tiempo.

24 julio 2010

Homesick

Hoy es un día lluvioso. Mi único plan consistía en irme a tomar el sol, pero el sol está castigado detrás de la capa de nubes y la lluvia impenitente. He estado leyendo un rato, he estado escuchando música, concretamente el Tunnel of Love de Bruce Springsteen. Mis dos canciones favoritas hoy, All that heaven will allow y Cautious man (que lleva ahí, en el top ten, un par de años por lo menos y hoy ha vuelto a hacerme llorar... for he knew in a restless heart the seed of betrayal lay).

Mi lector de tarjetas ha dejado de funcionar de repente. Algo tendré que hacer para conseguir copiar las fotos, pero todavía no sé qué será. He hecho algunas desde mi habitación para enseñaros las plantas mojadas y esas cosas, pero no puedo sacarlas de ahí, como tampoco las de la maravillosa cascada bajo la que ayer me di un baño. Por ahora, tendréis que creer mi palabra.

Estar encerrada un día como hoy me hace tener un poco de ganas de volver a casa.

Supongo que ese es uno de los motivos por los que uno se va de vacaciones.

22 julio 2010

Snorkel en la Gran Barrera de Coral

Antes de nada, una advertencia: no hay fotos submarinas. No fue por no pagar los dólares que costara alquilar una cámara. Ni siquiera pregunté. No quería ver las cosas a través de un visor o una pequeña pantalla, esta vez decidí dejarlo a los recuerdos o a los olvidos. No pensé que las fotos fueran a decir la verdad y supe que en lugar de vivirlo, iba a intentar narrarlo con las imágenes (lo que suele ser una tarea ímproba y fracasada de antemano). Una cosa os puedo decir: es lo mismo que habéis visto en los documentales y en las fotos.

Por lo demás, esta es la crónica:

Se levantaba el sol en el horizonte cuando llegamos al barco. Habíamos elegido (mi amiga y yo, ahora tengo una amiga, por fin) un barco de vela. Más pequeño (cuando lo vimos nos pareció demasiado pequeño, pero se nos pasó el susto enseguida) que el llamado "crucero" y con bastante menos pinta de autobús de turistas (aunque en el fondo lo fuera igualmente).

tourists

Pero no es hacia atrás donde hay que mirar, sino hacia adelante, para hacerse una idea de lo que es estar en mar abierto.

bow

A medida que te alejas de tierra firme, el color del agua vira del pardo al verdoso y después al azul índigo. Y entonces, en el horizonte, aparece una isla. Atención, losties...

the island

La isla se va acercando progresivamente. Su nombre es Green Island.

closer

Es de esas imágenes idílicas de los paraísos de postal: aguas turquesa y arenas blancas.

turquoise blue

Nuestro barco ancla a unos cientos de metros (o millas o lo que sea que mide las distancias en el mar) para que nosotros podamos echarnos al agua con nuestras aletas y nuestros tubos de snorkel. Durante un rato te trasladas a otro mundo. Porque es otro mundo. No hay que ser demasiado hábil en el agua para moverte de un lado a otro siguiendo a los peces. De todos los colores, grandes, enormes y pequeños, que se van nadando en bandadas o solos, como nosotros. Miras hacia abajo y ves los corales flotando y bailando con el agua, el silencio. Todo tal como lo has visto cientos de veces en la tele. Pero ahora estás ahí. Eres tú quien está ahí.

snorkel

Después nos llevaron a la playa en una fuera borda. Desde la playa se podía ver el barco.

the sailing boat

En realidad, un poco más lejos...

beach

Lo cierto es que la playa también recordaba bastante a la de Lost...

beach back

... si conseguías olvidarte de los turistas... (tampoco es que hubiera tantos)

beach three

Tuvimos la suerte de tener el mejor (por no decir el único) día de sol desde que estoy aquí. Un día azul y brillante, que nos permitió disfrutar de un viaje perfecto. Ninguna de las fotos hace verdadera justicia a lo que aquel día vi, sentí y disfruté.

Bueno, tal vez esta... (¡atención, foto en bikini!)

k floating

15 julio 2010

The Outback

En Australia se llama Outback a todo lo que no es la zona poblada de la costa (esto es, al 90% del territorio). Se compone mayoritariamente de desierto, aunque hay un poco de todo.

El fin de semana pasado fui a un pueblo del Outback llamado Chillagoe. Allí el aspecto es mucho más seco, menos tropical, que aquí en Cairns.

outback

Como desierto, desierto, no era:

laguna dos

Pero tenía unas espectaculares formaciones rocosas (limestone rocks, vulgarmente "piedra caliza") que debían su extraña apariencia a la intervención del agua:

wet sheets

Esas mismas rocas que se disuelven lentamente en el agua de lluvia crearon, bajo la tierra, cientos de cuevas, de las que vimos un impresionante ejemplo en un largo paseo bajo tierra de una hora y media (y estar en cuevas siempre me hace acordarme de Frodo y sus amigos atravesando Moria, y lo tenía que decir, lo siento):

cave02

Otra más de la cueva:

cave 01

Y otra:

cave03

En ese remoto lugar vi mi primer road train:

road train

... y cuando digo remoto no es coña...

the end of the world is around here

... vi mi primer canguro (aunque en realidad era un wallaby, que es lo mismo pero más chico)...

wallaby

... y me comí mi primera barbacoa australiana (que es bastante parecida a cualquier otra, dicho sea de paso):

bbq

(Esta última es para quien el otro día me preguntó si comía bien... juzguen ustedes mismos.)

Continuará.

11 julio 2010

The Lagoon

He decidido tomármelo con calma y relajarme todo lo que pueda. Hay que ver cosas, visitar sitios y hacer snorkel, pero también hay que disfrutar de las vacaciones. Esta ciudad tiene un elemento excepcional, a falta de playas: The Lagoon.

Resulta que hay un parque y zona comercial llamado The Esplanade. Este parque cuenta con una especie de piscina gigante de acceso libre y a la orilla del Pacífico. Y ahí se te pasan felizmente las horas muertas.

lagoon kid

Aquí la gente holgando feliz:

laying in the grass

Porque total, para ir a la playa y encontrarte con esto...

crocodile

08 julio 2010

¡Eh, tú!

No me vendría mal un poco de feedback, colegas. La otra cara de esta brillante moneda es que estoy en la otra punta del mundo y todos mis amigos están a tomar por culo de aquí.

Cómo mola el español también.

marine stingers

06 julio 2010

La ciudad

El otro día volviendo del cole hice unas cuantas fotos de las calles, de esas tontas que me gustan a mí.

Esta es una calle no lejos del centro:

ciclista

Como véis, el ciclista lleva casco. Mucha gente usa la bici y todo el mundo usa casco. Las multas por infringir las normas son desproporcionadas y la gente parece obedecerlas escrupulosamente. 300 dólares por hablar por el móvil en la bici o 90 por llevar el casco suelto son como para por lo menos pensárselo. Aparte de eso, ojo a la anchura de la calzada.

Lo de las aceras es otra cosa curiosa. Mientras estás en el centro de la ciudad son anchas y cómodas, pero una vez que te acercas a las zonas residenciales, hay extensiones de hierba que no sabes si pisar y extraños accesos a la calzada. Pasos de cebra todavía no he visto ninguno. Esto de la foto es el acceso del peatón a la calzada para cruzar. Look right!

cruza la calle

Lo de la hierba no es coña:

pickups

Con un 78% de humedad, las aceras de hierba siempre son verdes. Las calles me parecen preciosas en este barrio residencial extra tranquilo:

una calle

Una de las cosas que más me gustan de visitar otros países es lo diferentes que son las señales de tráfico (ya ves tu con qué poco soy feliz).

railroad tracks

Y aquí es donde vivo:

pink house

03 julio 2010

Llegada: búsqueda de las setenta diferencias

Así que ahora mismo estoy cabeza abajo.

(Esto me recuerda que hace mucho tiempo me pregunté por primera vez quién determinaba lo que era "arriba" y "abajo" en el universo. Nosotros, por supuesto. Así que le pusimos a lo de arriba "norte", que es donde estamos nosotros y es lo guay y a lo de abajo "sur", que es donde están ellos y no es tan guay.)

Esto, chorradas aparte, parece bastante guay. Un sitio turístico explotado a la manera de España, con restaurantes y cafeterías por todas partes pero con las casas mucho más lejos del agua, por ahora. El calor es de ese endemoniadamente húmedo, del tipo del mediteráneo pero no tanto. Las calles son anchísimas, exageradas para el tamaño de los edificios (las avenidas de Nueva York parecen estrechas en comparación y en el recuerdo, que siempre es tramposo). El Pacífico parece pacífico, hoy estaba gris porque hay nubes grises en el cielo. El inglés, un poco raro, así como el de Claire (nota para losties no doblados), con esas 'as' que hacen una revuelta de 'es' pero al final no. Por supuesto, no me entero de nada pero qué coño, llevo aquí tres horas.

Todavía no me he fijado en lo de los desagües. Siento decir que ahora mismo no me acuerdo para qué lado tragan el agua los nuestros (que alguien me lo diga, si en el sentido de las agujas del reloj o al revés).

Y hablando de reloj son las 11 de la mañana y en mi cuerpo, las 3 y 20 de la madrugada. No tengo sueño porque estoy sobreexcitada de datos. Si me acostara probablemente dormiría hasta mañana. Y paso. Lo que no creo es que vea el partido de España, es a las 4 de la mañana. A no ser que a esa hora esté despejada como un gato, que entonces igual me animo. Eso es el jet lag, ¿no? Ahora estoy que me caigo, eso sí lo sé seguro. No de sueño, pero sí de cansancio.

Y claro, que no se me olvide, el tráfico por la izquierda, totalmente acojonante. Yo nunca había estado en un sitio donde condujeran así y tengo que reconocer que lo flipo con las rotondas, sobre todo. Bueno, y con los cruces.

Total, que yo estoy cabeza abajo y casi todo lo demás conmigo, pero no tanto. Que al final los que estáis cabeza abajo a lo mejor sois vosotros.

02 julio 2010

Reportando

Ya estoy en tierra australiana, esperando el último vuelo y aprovechando el único aeropuerto hasta ahora con wifi gratis (limitada, pero gratis), aunque no he probado en todos.

Da que pensar saber que estás atravesando medio mundo y como si nada, lo único que cambia es la hora del mòvil. Pero así, sin pensar mucho, hoy he pasado por Francia, Suiza, Alemania, Rusia, la India, Indonesia, Malasia y Australia.

La hostia, tú...