Love may be
Acabo de terminar de ver Tell me you love me. Es una serie de HBO que fue cancelada al acabar la primera temporada tras diez episodios. Trata sobre parejas en crisis. O, para los que son como yo y piensan que el estado natural de las parejas es la crisis, sobre parejas.
Durante el desarrollo de esos diez capítulos he experimentado toda una serie de sentimientos con (y por) esos personajes. He tenido ganas de matarlos, de abofetearlos, he sentido miedo, esperanza, soledad y alegría con ellos, he comprendido y abominado de todas y cada una de sus posturas y respuestas ante las cosas de la vida, me he indignado y me he sentido feliz, me he reído y me he enfadado, me he puesto en sus pellejos y me he dicho incontables veces "por esto no quiero yo tener pareja".
Porque todo lo que pasa en esa serie es verdad. Bueno, tal vez follan un poco más que yo y por eso me cuesta creerlo, pero yo qué sé, a lo mejor hay gente que folla más que yo, sobre todo si tenemos en cuenta que "algo" ya es más que yo, y que la gente que conozco habla poco de eso, y yo creo que algunos mienten y en realidad follan más de lo que dicen. Tampoco es que sea desagradable para variar ver un poco de sexo en una serie americana, aunque se pasen un poco con ese ruido de besos pegajosos que tanto gusta poner en el cine. En cualquier caso hay que decir que se trata de sexo muy bien hecho y bien rodado, nada de falsos pudores. La cámara se queda y te deja mirar. Y todo parece verdad. Es tan descarnado que ni siquiera es erótico. Hasta las pajas parecen verdad. Yo no sé si había visto testículos antes en una serie de televisión, pero creo que me acordaría (como ahora me acuerdo).
Por eso fue cancelada. No por el sexo (más bien diría que el sexo no fue suficiente para mantenerla en antena). Fue cancelada por ser un espejo, como comentaba ayer mi amiga P delante de una cerveza. A nadie le gusta encender la tele y ver la propia vida, con sus miserias, ahí plantada y desafiante desarrollándose ante uno. Diciéndole a uno: "mira, esto eres tú, esto es lo que haces y lo que no haces, esto eres". Un espejo implacable e inclemente, que no hace ninguna concesión a la fábula ni a la metáfora ni a la poesía. De modo que mirar hace daño. Porque todos hemos estado ahí. Algunos varias veces. Y no siempre hemos sido capaces (o hemos querido) salir con bien de esa batalla.
Porque ahí está un poco la conclusión o la, si quieres, moraleja de la historia. Qué pensábais, es una serie americana. Es valiente, pero es una serie americana. Tiene que tener una moraleja, no podría no tenerla. La idea que cierra el círculo es "tener el valor de ser feliz". No es nada fácil vivir con otro porque está lleno de mierda muchas veces y otras muchas te das cuenta de cuántas cosas que no querías ser eres en realidad, cuántas cosas que no querías hacer haces en realidad. Y sin embargo tal vez puedes tener el valor de aceptar que estás donde quieres estar, o donde decidiste que querías estar.
Es una serie redonda y hermosa porque es dura y difícil como la vida muchas veces pero tiene un final con esperanza, como la vida muchas veces. Un final que también jode porque también dice que esto es lo que hay, nosotros humanos mezquinos, egoístas y pequeños somos lo que hay: lo que podemos dar es muy poco, lo que queremos tener es infinito.
Una de las parejas, ya mayor (hace gracia reencontrar aquí a un maduro David Selby, el Michael Richard Channing de Falcon Crest) me ha recordado una gran canción de Leonard Cohen, Famous Blue Raincoat, una canción que es una carta de un hombre al hombre que pudo llevarse a su mujer; pero la mujer volvió, y aunque nunca estuvo claro, volvió para quedarse. And thanks for the trouble you took from her eyes, I thought it was there for good so I never tried... Esa es una de las cuatro parejas, una en cada época clave de la vida, a cuyas tribulaciones asistimos a veces impotentes, a veces furiosos, a veces desesperanzados.
Y esta es la canción que le quiero dedicar hoy a Tell me you love me. Que también, claro está, me hizo llorar.