19 noviembre 2011

Música que me describe (memememe)

(Gracias, Daeddalus.)

1. ¿Eres hombre o mujer? Suzanne, Leonard Cohen.



2. Descríbete. Lone Wolf, The Eels.



3. ¿Qué dicen las personas de ti? Con esta he tenido una idea... respondan en los comentarios (si lo tienen a bien).

4. ¿Cómo describirías tu anterior relación sentimental? Simple together, Alanis Morisette.



5. Describe tu actual relación. Incomplete and insecure, The Avett Brothers.



6. ¿Dónde quisieras estar ahora? I wish I was in New Orleans, Tom Waits.



7. ¿Cómo eres respecto al amor? Secret garden, Bruce Springsteen.



8. ¿Cómo es tu vida? I won't back down, Tom Petty.



9. ¿Qué es lo que más necesitas? Diga qué le debo, Siniestro Total.

Diga Que Le Debo by Siniestro total on Grooveshark

10. A qué le tienes temor. You're missing, Bruce Springsteen.



11. Una frase sabia. You ain't a beauty but hey, you're alright (and that's alright with me). Thunder Road, Bruce Springsteen.

16 noviembre 2011

Las sonrisas en las fotos

Viajé a París por segunda vez en mi vida en algo así como 1998, con un novio que tenía. Me había cortado el pelo a lo chico, circunstancia sobre la cual tengo una teoría general: cuando una chica joven y más o menos guapa se corta el pelo así, lo interpreto como un síntoma de que en ese momento algo va mal, o no va como debería, casi como un ataque contra sí misma y contra su belleza, una forma de mostrar al mundo, de forma inconsciente, una fragilidad y un descontento que de otra forma no es fácil mostrar.

Bueno. El caso es que de ese viaje a París hay muchas fotos. Fotos en papel a las que eché un ojo rápido el otro día. En esas fotos sonrío mucho, pero no era muy feliz. El chico con el que estaba se empeñaba en que sonriera para la foto, cosa que a mí no me apetecía casi en ningún momento (y nunca frente a la cámara). Pero la frase era: hasta que no sonrías, no disparo. Y yo sonreía, para acabar con aquello. Estoy guapísima en esas fotos (pelo corto incluido).

Aprendí a sonreír para las fotos en aquel viaje. Y ahora lo hago siempre. La gente suele decir que quedo genial en las fotos. Pero a mí no me gustan. Sí, estoy guapa y estupenda, sonrío mucho. Pero nadie (a veces ni siquiera yo) puede decir si estoy sonriendo de verdad o solamente para acabar con la foto.

Esa soy yo muchas veces. La que se esconde detrás de una sonrisa de mentira para una foto. Otras veces no, claro. Pero realmente me gustan mucho más las fotos en las que no sonrío, porque siento que son más yo. Me saco fotos a mí misma donde no sonrío, donde simplemente pongo una cara idiota, o aprieto el disparador sin pensar en qué cara estoy poniendo. Y me gusta sacarle a la gente fotos en las que no están sonriendo, en las que están como están cuando no hay una cámara delante, simplemente pensando o no haciendo nada. Me gustan las miradas francas a la cámara, o a otro sitio que no sea la cámara, las miradas pensativas, las expesiones fruncidas de enfado o de fastidio, las caras raras que te pillan masticando o diciendo algo o chupándote una muela o con los ojos medio vueltos hacia arriba.

Hasta tal punto se ha convertido en una obsesión genérica captar las sonrisas, falsas o no, que mi cámara tiene una opción detectora de dientes. No es broma. Si la activas, la cámara dispara en cuanto detecta una sonrisa (es decir, en cuanto detecta dientes). Es el colmo de lo ridículo. El ejemplo perfecto de lo tontos que somos.

Dame mis fotos con cara de mala hostia, con mi mirada de verdad. Y sácame sonrisas de las otras, en un bar y con una cerveza en medio.

11 noviembre 2011

Magosto

Alumnos que ven Walking Dead (y dicen que la segunda temporada les está decepcionando un poco), alumnos que me cuentan que El caballero oscuro es un peliculón basado en una tragicomedia griega, alumnos que me recomiendan videoclips de Prodigy, alumnos que repiten mi nombre, alumnos que cantan mi nombre mientras maltratan una guitarra, alumnos que me declaran su amor (te quiero, te quiero, te quiero... te amo!), alumnas que me dicen que aparento treinta años, alumnos que me cuentan cómo perdieron la primera falange del dedo índice y cuentan que su abuelo les dijo "tes o dedo do amor... non hai unlla, non hai dor"... y añaden... "ahora que sé lo que significa veo que tenía razón". Alumnos que me invitan a chupitos de licorca. Alumnas con las que cantar Have you ever seen the rain junto a un coche bajo la lluvia a las dos de la mañana.

A veces me encanta mi trabajo.

05 noviembre 2011

Las cosas no siempre son lo que parecen

Me da cosa que el último post, con ese título tan sombrío, se mantenga ahí en lo alto del blog, aunque la canción que contiene sea tan bonita y esté tan bien interpretada. La canción es lo de menos, teniendo en cuenta que nadie las escucha nunca (es una ley universal, jamás darle al play). Lo único que pone ese post es "Tarde de difuntos". Y no me gusta que sea lo primero que uno ve cuando llega aquí.

Porque mi estado de ánimo es cualquier cosa menos sombrío, últimamente. Estoy brillante y luminosa, sonrío y me siento bien, y nado en dudas, como siempre, como siempre todo, pero un poco mejor. Y claro, con títulos como ese último, no lo parece. Y se me olvida darme cuenta de que hay gente que viene aquí a ver qué tal estoy.

Estoy muy bien.

01 noviembre 2011

Tarde de difuntos

La música puesta en orden aleatorio en el coche. La tarde gris. Conduzco de vuelta a casa.

Dos muertos más vienen a unirse a mis recordados de hoy. Lejanos y desconocidos, pero aquí están, trayendo consigo una canción mágica.